Joe Benson, de Wendover, Utha, era director espiritual de los Indios goshute. Su constante compañero era un perro pastor alemán al que llamaba Sky.
Al hacerse viejo y fallarle la visión, Sky guardaba sus pasos y le libraba de todo mal. La salud de Benson fue empeorando y, un día de finales de 1962, dijo a su esposa Mable que iba a morir. Ella avisó a sus parientes y, muy pronto, éstos y sus hijos acudieron junto a su lecho. Pero, como ya no seguían las tradiciones indias, insistieron en que fuese llevado al hospital de la próxima Owyhee, Nevada. Prescindieron de sus protestas y de los roncos gruñidos de Sky y le trasladaron.
Benson estuvo poco tiempo en el hospital. Cuando los doctores se convencieron de que no había nada que hacer, le enviaron a casa, donde falleció poco después, en enero de 1963. Después de las excequias, varios de los asistentes pidieron que se les permitiese cuidar de Sky. Mrs. Benson, que vió que el perro parecía todavía más afligido que ella, pensó que esto estaría mal, y lo conservó.
Diez días más tarde, al mirar por la ventana, vio que alguien se acercaba a la casa. Encendió fuego en la cocina para preparar más café. Cuando levantó la mirada, reconoció a la persona que estaba en la puerta: su difunto marido.
Fiel a las tradiciones de su pueblo, le dijo amablemente que estaba muerto y que nada tenía que hacer en este mundo. Joe Benson asintió con la cabeza y dijo solamente: "Me marcho. Volví en busca de mi perro".
"Quiero su correa dijo Benson. Su esposa la tomó de un gancho de la pared y se la tendió, teniendo cuidado de no tocarle".
El sujetó la corea al collar de Sky y el viejo y el perro salieron por la puerta, bajaron la escalera y se dirigieron al camino que daba la vuelta a la colina.
Después de vacilar unos momentos, Mrs. Benson fue corriendo al otro lado de la loma. No vio a Joe ni a Sky en parte alguna.
El vecino de Joe y Mable y la hija de éstos, Arvilla Benson Ursa, presenciaron la extraña visita y dieron fe de ella en una declaración jurada. La joven dijo: "Vi a mi padre entrar en la casa y salir de ella a los pocos minutos con su perro sujeto por una correa. Vi que mi madre iba tras él, y yo, después de pensarlo un poco, la seguí. Cuando llegué a la cima de la colina, mi padre y su perro habían desaparecido."
Durante varios días, los jóvenes de la familia buscaron en vano al perro. Al parecer, Sky se había marchado al otro mundo con su amado dueño.
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