martes, 10 de marzo de 2009

UNA VISIÓN COMPARTIDA

UNA VISIÓN COMPARTIDA

Carl Jung, el famoso psiquiatra suizo, fue igualmente conocido por su interés por lo oculto. Ningún tema dentro del campo de lo paranormal dejaba de interesarle. Siguió la corriente floreciente de la parapsicología, esudio astrología y alquímia, y registró cuidadosamene sus experiencias paranormales personales. Muchas de esas son ampliamente explicadas en su autobiográfica obra Memorias, sueños, reflexiones.

Tuvo la que fue probablemente su más extraña experiencia en 1913, cuando visitaba con una amiga la tumba de Gala Placidia en Rávena. El psiquiatra se sintió particularmente impresionado por un mosaico de Cristo endiendo la mano a Pedro cuando se hundía en las olas. Jung y su amiga examinaron l mosaico durante veinte minutos y discutieron con cierta profundidad el rito original del bautismo. Jung nunca ovidó aquella obra de arte. Había querido comprar una fotografía de ella, pero no pudo encontrarla.

Cuando Jung volvió a su casa de Zurich, pidió a otra amistad, que se dirigía a Rávena, que hiciese una fotografía del mosaico. La instantánea fue tan sorprendente como desconcertante. El mosaico que Jung y su amiga habían visto no existía. Jung explicó este descubrimiento a su antigua compañera, la cual se negó a creer que hubiese compartido la misma alucinación o visión. Pero el hecho era indiscutible: ningún mosaico como aquel había estado nunca en la pared del baptisterio.

"Por lo que sabemos —escribió Jung, es muy difícil determinar si, y hasta qué punto, ven dos personas simultáneamente la misma cosa. Sin embargo, en este caso, pude estar seguro de que al menos en lo esencial, los dos habíamos visto lo mismo".

Más tarde, Jung calificó su experiencia de Rávena como "la más curiosa de mi vida".

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