GUIADO POR UNA VOZ
Romer Troxell, de cuarenta y dos años, residente en Levittown, Pennsylvania, estaba desesperado por el asesinato de su hijo. Él cuerpo de Charlie Troxell había sido encontrado junto a una carretera de Portage, Indiana. Le habían quitado toda la documentación y el robo había sido probablemente el móvil del crimen. Pero el joven asesinado quería vengarse.Mientras cruzaba Portage, para reclamar el cuerpo, Troxell oyó la voz de Charlie en su mente y mantuvo los ojos abiertos, esperando descubrir a alguien que condujese el coche robado de su hijo. Según explicó, la voz empezó diciéndole dónde tenía que buscar, y Troxell encontró al fin el vehículo.«Hice un viraje en U y seguí al coche a la distancia de una manzana -dijo Troxell-. Quería lanzarme contra el coche, pero Charlie me advirtió que no lo hiciese.»Por consiguiente, Troxell se limitó a seguir al vehículo hasta que su conductor lo detuvo y se apeó de él. Entonces inició una conversación con el sospechoso, mientras un pariente que viajaba con Troxell llamaba a la policía. Los agentes detuvieron más tarde al hombre, al que rápidamente consideraron sospechoso del crimen, fundándose en su propia información confidencial.Después de que el sospechoso fuese detenido y acusado, la voz de Charlie no volvió a sonar en la cabeza de su padre.
Romer Troxell, de cuarenta y dos años, residente en Levittown, Pennsylvania, estaba desesperado por el asesinato de su hijo. Él cuerpo de Charlie Troxell había sido encontrado junto a una carretera de Portage, Indiana. Le habían quitado toda la documentación y el robo había sido probablemente el móvil del crimen. Pero el joven asesinado quería vengarse.Mientras cruzaba Portage, para reclamar el cuerpo, Troxell oyó la voz de Charlie en su mente y mantuvo los ojos abiertos, esperando descubrir a alguien que condujese el coche robado de su hijo. Según explicó, la voz empezó diciéndole dónde tenía que buscar, y Troxell encontró al fin el vehículo.«Hice un viraje en U y seguí al coche a la distancia de una manzana -dijo Troxell-. Quería lanzarme contra el coche, pero Charlie me advirtió que no lo hiciese.»Por consiguiente, Troxell se limitó a seguir al vehículo hasta que su conductor lo detuvo y se apeó de él. Entonces inició una conversación con el sospechoso, mientras un pariente que viajaba con Troxell llamaba a la policía. Los agentes detuvieron más tarde al hombre, al que rápidamente consideraron sospechoso del crimen, fundándose en su propia información confidencial.Después de que el sospechoso fuese detenido y acusado, la voz de Charlie no volvió a sonar en la cabeza de su padre.
«Charlie descansa ahora en paz -declaró Troxell-. Pero la policía seguía ya la pista al asesino. Me di cuenta de esto cuando más tarde me mostraron lo que habían descubierto en su investigación. Pero, cuando oí a mi hijo que me guiaba, actué. Tal vez el Señor quería que fuese de esta manera.
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