sábado, 12 de febrero de 2011

PODEMOS CONTROLAR NUESTRO DESTINO


PODEMOS CONTROLAR NUESTRO DESTINO

(Maestro espiritual Yogananda)
La mente es la creadora de todo. Es por ello que deberíamos dirigir
nuestra mente en tal forma que sólo cree el bien. Si nos aferramos a un
determinado pensamiento, aplicando en ello nuestra fuerza de voluntad
dinámica, dicho pensamiento llegará finalmente a manifestarse en forma externa y tangible. Y es así que, cuando somos capaces de utilizar nuestra voluntad con fines únicamente constructivos, nos convertimos en los amos de nuestro propio destino.
Se han mencionado recientemente tres importantes vías a través de las
cuales es posible activar la voluntad, tomándola verdaderamente dinámica:
1) Elegid una tarea sencilla, o alguna actividad que jamás hayáis dominado bien, y proponeos desarrollarla en forma exitosa.
2) Aseguraos de que vuestra elección ha recaído sobre algo factible y constructivo a la vez, rechazando luego toda idea de fracaso.
3) Concentraos en un solo objetivo, aplicando todas vuestras capacidades y aprovechando cuanta oportunidad se os presente para materializar vuestro propósito. Mas debemos siempre procurar obtener la certeza interior — nacida de la serena profundidad de nuestro más íntimo Ser
— de que lo que perseguimos es algo correcto, que nos conviene conseguir, y que está de acuerdo con los designios divinos. Una vez obtenida dicha seguridad, podemos entonces aplicar toda la fuerza de nuestra voluntad para alcanzar nuestro objetivo, pero manteniendo siempre nuestros pensamientos concentrados en Dios: la Fuente suprema de todo poder y de toda realización.
El cerebro humano es un almacén de energía. Dicha energía está siendo
constantemente utilizada en los movimientos musculares, en el trabajo del corazón, los pulmones y el diafragma, en el metabolismo de las células tisulares y sanguíneas, y en la labor del sistema telefónico sensitivo-motor de los nervios. Además de todo esto, una tremenda cantidad de energía vital se consume en todos los procesos intelectuales, emotivos y volitivos.

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